En nuestra época, y a partir de la década de los setenta, se dice que existe una revolución sexual. Las características de los sexos, el cambio de los lugares de lo femenino y de lo masculino, las diferentes expectativas que hay sobre cada género, contribuyeron a que la relación misma entre los sexos sea hoy muy diferente de la que presentaban en otras épocas anteriores. Lo femenino, que toma cada vez mayor protagonismo y autonomía social, mueve también el lugar de lo masculino, que en este momento no parece terminar de encontrar su mejor sitio. Esto contribuye, obviamente, a que los modelos y los estereotipos de la sexualidad no aparezcan tan rígidos como lo fue antes. Como dice Guillermo Obiols, la ambigüedad sexual es una característica de nuestros días. Este autor llama la atención sobre esto y dice que incluso se ve un atractivo en esta bisexualidad, en el campo artístico, por ejemplo. Según sus palabras: el modelo heterosexual exclusivo ha quedado como uno más entre aquellos que muestran los medios masivos como imitables. Sea como sea, la "clara identidad sexual" que se esperaba que adquiriera el individuo al llegar a la adultez ha perdido mucha claridad. Esta controvertida opinión forma parte de las características de esta época pormoderna en la que estamos. Sin embargo, tampoco es cierto que los modelos heterosexuales estén totalmente caducos.
Lo incuestionable, sin embargo, es que la sexualidad aparece, se manifiesta y se desarrolla en un mayor grado de libertad y sin los tabúes que la constituían anteriormente.
Al caer estos tabúes, se ve con mayor frecuencia que la sexualidad es un tema mas en las conversaciones familiares. Esto, claro está, tiene la gran ventaja de tomar con naturalidad algunos temas que durante mucho tiempo estuvieron empañados y oscurecidos. Pero también es cierto que la actitud cada vez mas laxa con respecto al sexo y al compromiso entre los integrantes de una pareja, que estaba presente en el ejercicio de la sexualidad en otras épocas, ya no es tan frecuente, y la sexualidad se ejerce muchas veces con el simple objetivo de vivir un momento, como casi todas las búsquedas de placer momentáneo y del zapping que caracterizan a la posmodernidad.
A esta altura no hace falta aclarar que hablar de sexualidad no es hablar necesariamente de genitalidad, y mucho menos de amor. Es claro: si hablamos de amor, hablamos de otras cosas...
(extraído de Divenosa, Marisa - Costa, Ivana: Psicología. Ed: MAIPUE)
Para pensar y opinar :
- ¿Qué tabúes respecto a la sexualidad están presentes en nuestra sociedad?
- ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?