La invocación final
Suavemente, al fin,
Desde los muros de la fortificada ciudadela,
Desde el encierro de trabados cerrojos, desde las
herméticas puertas custodiadas.
Déjame escapar por el aire.
Deja que callado me deslice,
Destraba con blanda llave los cerrojos, con un susurro
haz que las puertas se abran, oh alma.
Suavemente... ten paciencia,
(Fuerte me ciñes, oh carne mortal,
Fuerte me ciñes, amor)
de "Hojas de hierba". Walt Whitman
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