domingo, 15 de septiembre de 2013

Personalidad

Sobre el concepto de personalidad
1.       En el campo de la psicología
La comprensión de la condición humana es indispensable para avanzar en el estudio de “modo de ser en el mundo” que va adquiriendo cada persona, y de todas las operaciones y conductas que hacen posible, y constituyen, ese modo de ser en el mundo. De ello se ocupa la psicología:
·         La personalidad humana,
·         Su estructura, y su proceso de construcción, de “personalización”,
·         Que, a su vez, permite comprender sus diferentes dimensiones operativas: modos de conocer,
·         Modos de reacción y acción afectivas,
·         Modos de reacción y acción operativas,
·         Y modos de relación y compromiso en la determinación y realización de su propio sentido de vida.

Podríamos decir todo esto de forma más simple:
La psicología estudia la estructura de la personalidad humana y todas sus manifestaciones o conductas en la búsqueda de su propia comprensión y realización.


2.     El concepto de personalidad
Vale destacar, aunque sea obvio, que nunca aplicamos este concepto al referirnos a otros seres vivientes que no sean seres humanos. Y cuando lo hacemos, tenemos claro que es sólo en forma extensiva, impropia, y sólo en razón de una cierta analogía o semejanza externa con manifestaciones humanas. Esto es así, por el hecho de que “personalidad” hace referencia a “persona”, y por lo tanto, es una propiedad exclusiva de esta.
A su vez, es necesario reconocer que el concepto de persona no es propiamente un contenido estudiado por la psicología, sino por la filosofía que trata de conocer el ser de cada realidad, y el último sentido de todo; o, mas específicamente, de la antropología.
Lo que nos ocupa en psicología es propiamente la “personalidad”, o sea, la forma y los modos en que se manifiesta y se realiza la persona en el mundo.
2.1. Algunos enfoques insuficientes para la psicología
Algunos usos del término personalidad tienen el riesgo de confundir nuestro estudio por referirse a ciertos aspectos parciales y limitados.
Así por ejemplo:
·         Cuando un aviso comercial dice: “tenga personalidad: use tal prenda de vestir”, “o tal perfume”, o “tal zapatilla”, etc.
·         Cuando alguien no es agresivo en determinadas situaciones y se dice: “fulano no tiene personalidad”.
·         O ante el prestigio y popularidad de alguien hablamos de “la enorme personalidad que tiene”.
La personalidad, en el sentido de la ciencia psicológica que estamos estudiando, no se reduce a “prestigio”, “apariencia”, “fuerza”, etc. Es algo mucho más profundo, más rico en contenidos y en potencialidad ante la realidad en que se desenvuelve.
2.2. Hacia una definición
En la personalidad confluyen al menos los siguientes “factores”:
a)      Lo constitucional, desde el punto de vista orgánico, que a su vez incluye:
·         Lo hereditario, propiamente dicho (genético),
·         Lo congénito: vinculado a la gestación y al nacimiento.
b)      Lo ambiental “formativo”, - desde el punto de vista educativo, propiamente dicho. En esta categoría ubicamos, como corresponde, las condiciones socio-económicas.
·         Y lo ambiental en cuanto aspecto físico: clima, paisaje, altura sobre el nivel del mar, topografía, etc.
c)       Lo opcional y creacional de cada persona. puesto que la condición humana conlleva la capacidad y la exigencia de no ser sujeto “pasivo”, de simple adaptación mecánica al medio, sino sujeto “activo”, como proyecto “abierto” que es. Cada uno de nosotros tiene una dimensión de responsabilidad personal en la conformación progresiva de su personalidad. A medida que un ser autoconsciente y libre avanza en una dirección, o en otra, prepara el camino para nuevos pasos en una dirección o en otra. Avanza hacia una auténtica realización que lo hace mejor persona o no. Hacia tal tipo de personalidad o hacia otro.
2.3. Tres conceptos aclaratorios
Tradicionalmente se ha hecho una distinción entre:
·         El temperamento de una persona,
·         Su carácter,
·         Y su personalidad.
Temperamento*: es el modo absolutamente espontáneo de reacción que se deriva de su constitución orgánica. Así, por ejemplo su velocidad de reacción a los estímulos, su modo y nivel emotivo, su resistencia, etc.
Carácter: es aquello que la educación y otros factores formativos han moldeado sobre la base de ese temperamento. Desde este punto de vista, podemos esperar distintas actitudes de personas que básicamente se asemejan en temperamento, pero que se han educado de forma diferente en su proceso formativo. Se puede llegar a poseer un carácter apacible a partir de un temperamento fogoso.
Personalidad: es la integración de todo lo anterior en el proyecto de vida, explícito o implícito, de la persona. Supone la visión personal de la realidad, la elección de determinados “valores”    que le dan “sentido”, y que alimentan la necesaria “autoestima”, y  la adhesión existencial a ese proyecto de vida.
Como se apreciará, si se reflexiona, estamos mostrando que no se trata de suma de partes separadas, ni de yuxtaposición, sino de “integración en niveles superiores de organización y capacidad existencial”.
Estamos mostrando al ser humano como una totalidad que integra todos los niveles de organización: desde la materia, a lo biológico, a lo sensible-animal, hasta la autoconsciencia y la libertad de su específica condición espiritual y trascendente.
2.4. La definición de personalidad
En la historia de la psicología se han formulado muchas definiciones de este concepto indispensable. Se las suele agrupar entre:
·         Las que responden a un criterio de sumatoria de partes,
·         Las que responden a un criterio de ajuste al medio,
·         Las que destacan el aspecto distintivo de cada una,
·        Y las que logran una plena integración. Entre estas queremos citar la de Gordon Allport, por considerarla particularmente completa. Dice Allport:“La personalidad es la organización dinámica, dentro del individuo, de aquellos sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos a su ambiente”.

 Destacando la coincidencia con Allport, expondremos brevemente nuestra definición:“La personalidad es la resultante orgánica, única y dinámica, del proceso de diferenciación – integración de cada persona en el mundo”.
     La resultante orgánica: no una simple sumatoria. Todo está integrado en una unidad de sentido y operatividad.
·         Única: porque cada ser humano es absolutamente irrepetible. No hay dos personalidades iguales, como no hay dos planos genéticos iguales.
·         Dinámica: por su capacidad de vivir e integrar cada nueva experiencia y posibilidad. Por lo contrario, la falta de este dinamismo indica una carencia, y deterioro de la personalidad. Esto es lo que nos hace decir que la vida siempre es hacia adelante.
·         Del proceso de diferenciación- integración: proceso: que es una continuidad desde la gestación. Nada es el simple producto de un instante. Por eso somos educables y por eso iremos señalando que uno se construye día a día y que ser libre es ir siendo libre. Ir haciéndose libre. De diferenciación: cada ser humano debe vivir esta diferenciación en su interior y en su vida de relación. Interiormente necesita reconocer cada experiencia, cada sentimiento y cada pulsión. Lo necesita para lograr una buena información de sí mismo, básica para la adecuación de sus conductas en el medio. Y en su vida de relación, por cuanto necesita saberse a sí mismo en sus diferencias con todo “lo otro”, y con “todos los otros”. Sólo así puede elaborar su propia “identidad”. Integración: por cuanto nada de lo bien percibido puede quedar aislado o separado de esa totalidad que es, pero que es en relación necesariamente. Así es como cada persona puede formular (consciente o inconscientemente) su proyecto de vida, ordenando toda la información en orden a un sentido y gobernando coherentemente sus conductas.
·         De cada persona: es absolutamente obvio que sólo se puede hablar de personalidad en quien es persona, y nunca en los demás seres. La personalidad es propio de los seres que viven a partir de algún sentido de trascendencia, como “proyectos abiertos”.
·         En el mundo: porque quien se marginara absolutamente de toda la realidad, no solo no podría construirse, sino que simplemente no podría existir. Por esto es que quien no acepta la realidad, permanece, en un estadio infantil y la reemplaza por fantasías que le impiden su propia maduración y el indispensable ajuste creativo.

*Los cuatro temperamentos del ser humano son: Sanguíneo, Colérico, Melancólico y Flemático.
Temperamento Sanguíneo:

Los sanguíneos son gente vivaz, alegre, de esos que les encanta ser los reyes de la fiesta. Tienen un sistema nervioso rápido que se caracteriza por la alta sensibilidad, y suelen ser personas muy extrovertidas.

A este tipo de personas les encanta la gente y no les gusta la soledad. Su forma de ser los hace aparentar una mayor seguridad de la que en realidad tienen, y suelen tomar decisiones basadas en los sentimientos más que en la reflexión.

Algunos defectos de los sanguíneos, es que suelen ser gente indisciplinada y tienen la voluntad débil, lo cual puede ocasionar que sean vistos como gente de poca confianza, por ejemplo, en un empleo o a la hora de desempeñarse en la escuela. También son muy desorganizados y siempre suelen estar en movimiento, nunca voltean hacia atrás y raras veces miran hacia adelante (ellos buscan vivir el momento).

Temperamento Colérico:


La persona de temperamento colérico tiene un sistema nervioso rápido y desequilibrado. Es rápido, y muy activo en sus decisiones. Este tipo de gente se caracteriza por ser muy independiente. Es extrovertido aunque no tanto como las personas con temperamento sanguíneo.

El colérico se siente a gusto con las actividades. De hecho siempre tiene que tener la mente ocupada y estar haciendo algo. Adopta posiciones definidas frente a las cuestiones, y se le puede ver organizando marchas contra la injusticia social.

Al colérico no le disgustan las adversidades, por el contrario, tienden a alentarlo. Es determinado y no se rinde ante cualquier obstáculo, el sigue adelante. Demuestra poco aprecio por la música y el arte, y prefiere los valores utilitarios y productivos de la vida.

Toda profesión que requiera liderazgo, motivación y productividad son ideales para él.

También tiene sus debilidades. El colérico puede ser profundamente hostil. Su explosividad puede ser muy peligrosa. También suelen ser más insensibles ante los problemas de los demás, no le gustan las lágrimas. Es cruel, cortante y sarcástico.


Temperamento Melancólico:

El melancólico tiene un sistema nervioso débil y una muy alta sensibilidad. Es muy sensible emocionalmente y es introvertido (aunque puede comportarse de manera extrovertida). Se dice que es el temperamento más rico de todos, y generalmente suele tener un nivel de inteligencia más alto que los demás temperamentos. Nadie más disfruta del arte que el melancólico y además es muy perfeccionista.

El melancólico es analítico, puede adquirir toda una variedad de talentos. El melancólico es muy fiel y por lo tanto muy buen amigo, pero no consigue amigos con facilidad, más bien espera que vengan a él.
El melancólico es muy crítico, es autodisciplinado, y le gusta entregarse al sacrificio personal.

Toda vocación que requiera talento y creatividad es apta para el melancólico, como filosofía, la ciencia, la música, el arte, etc.…
Las debilidades del melancólico es que suele ser muy depresivo. Suele ser más pesimista que la persona promedio, y es raro que una persona melancólica inicie un nuevo proyecto por sí mismo. Es egocéntrico, tiende a compararse con los demás, tiende a ser rencoroso. Tiene cambios de ánimo más marcados, en algún momento puede sentirse casi como un sanguíneo, y en otro momento puede sentirse en una depresión total. También suele ser rígido e intransigente.
Así como la mayoría de los genios y de los artistas suelen ser melancólicos, también pueden convertirse en seres peligrosos (en caso de que no logren educar sus impulsos) además de que las personas que constituyen este temperamento tienen una expectativa de vida menor que los demás.

Temperamento Flemático:

El flemático tiene un sistema nervioso lento y equilibrado. Es tranquilo, nunca pierde la compostura y nunca se enfada; por lo cual suele ser el temperamento más agradable de todos. Suele ser una persona muy apática, sin muchas dotes de liderazgo (aunque eso no significa que no lo pueda ser).

El flemático evita comprometerse lo más posible, parece no alterarse nunca, y bajo su personalidad, suele experimentar más emociones que las que demuestra a los demás. No le faltan amigos porque le gustan las personas, tienen un sentido del humor natural y posee una capacidad especial para descubrir el lado humorístico de los demás.

Es de buen corazón y compasivo, aunque rara vez demuestra sus sentimientos. Procura no involucrarse mucho con las actividades de los demás, pero cuando lo hace, lo puede llegar a hacer con un grado alto de eficacia.

Los flemáticos pueden ser buenos ingenieros, matemáticos, docentes, dibujantes. Le atraen los cargos en la administración pública, en funciones de gobierno y otros semejantes.

Las debilidades del flemático es que suele ser lento y ocioso, le falta empuje y ambición. Suele escudarse del dolor, y también puede ser sensible, aunque no tanto como el melancólico. Suele ser muy avaro en la cuestión del dinero. Es muy terco, pero suele pasar su terquedad más desapercibida que otros temperamentos, y también suele ser indeciso y temeroso.

Detalles que debemos considerar
Si bien, el temperamento es innato a la persona, no quiere decir que este no se pueda educar. Por ejemplo, el colérico puede educar sus arranques de ira para que no sean tan violentos, y el depresivo puede educar sus crisis depresivas.

Ningún temperamento es más ventajoso que otro, todos los temperamentos tienen sus virtudes y sus defectos. Dependerá de como la persona maneje su temperamento para que pueda sacar provecho de él.

Las personas no tienen un solo temperamento. Más bien se puede decir que tienen un temperamento predominante. Pero puede haber mezclas de temperamentos en las demás personas, por ejemplo: flemático-colérico, o colérico-melancólico.

Bibliografía consultada:
-          Labaké,                Julio César, “Introducción a la Psicología”  cap. 3. Bonum




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