2. Intentos de solución al
problema de la relación mente- cuerpo
El problema de la relación entre la mente y el
cuerpo que surge del planteamiento cartesiano fue objeto de discusión durante
los siglos siguientes y dista aún hoy de estar resuelto. Para resolver este
problema, Descartes propuso la existencia de un punto en el cerebro humano (la glándula pineal, que Descartes
consideraba erróneamente que sólo se encontraba en los seres humanos) donde se
establecía esta comunicación. Pero esta solución era totalmente inaceptable ya
que suponía la afirmación de una sustancia que sería pensante y extensa a la
vez lo que era contradictorio con la propia definición cartesiana de la
sustancia.
Los filosofos
racionalistas trataron de resolver el problema que presentaba el dualismo
mente – cuerpo, manteniendo la noción de sustancia de Descartes: los fenómenos
físicos y los fenómenos mentales son totalmente diferentes, pero ni los
procesos psíquicos causan los físicos ni viceversa, aunque hay una
correspondencia estricta entre unos y otros. Los principales intentos de
solución a este problema fueron los siguientes:
a)
El ocasionalismo de
Malenbranche:
Cada vez que se produce un movimiento en el
alma, Dios interviene para producir el correspondiente movimiento en el cuerpo,
y viceversa.
b)
El monismo de Spinoza:
Extensión y pensamiento no son propiamente
sustancias sino dos de los atributos de una única sustancia infinita: Dios o
Naturaleza. Las ideas y las cosas serían modos de esa sustancia y se
corresponderían estrictamente como las dos caras de una misma realidad.
c)
La armonía
preestablecida de Leibniz:
En el momento de la creación, Dios ha
establecido una perfecta armonía entre las dos sustancias, como si se tratara
de dos relojes perfectamente sincronizados que dan la misma hora.
2.
La disolución del
sujeto cartesiano
El dualismo sustancial de Descartes fue puesto
en cuestión por una serie de desarrollos filosóficos y científicos posteriores:
a)
El
empirismo y el positivismo eliminaron el problema de la relación entre la mente
y el cuerpo del único modo que era posible: eliminando la noción cartesiana de
sustancia. Abrieron con ello el camino al estudio de los fenómenos mentales
utilizando la metodología aplicada a los fenómenos físicos.
b) El evolucionismo de
Darwin puso en cuestión la radical separación entre el hombre y el animal y
abrió la posibilidad de que no solo los seres humanos sino también los animales
tuvieran mente.
c)
El
psicoanálisis de Freud puso en cuestión la identidad de la mente con la
conciencia al afirmar la existencia de pensamientos y sentimientos
inconscientes que actúan sobre la conducta.
a)
El empirismo y el
positivismo: constitución de la Psicología como ciencia
Los filósofos empiristas ingleses de los siglos
XVII y XVIII rechazaron la afirmación cartesiana de que las leyes lógicas del
pensamiento están ya impresas en la mente en el momento del nacimiento,
retomando la noción aristotélica de que la mente no tiene ningún contenido en
el momento del nacimiento y que todas las ideas, incluso las leyes lógicas del
pensar, se adquieren a través de la experiencia. Por consiguiente, todas las
ideas de la mente tienen su origen en la experiencia sea esta experiencia del
mundo exterior o experiencia de los propios estados internos. Pero no podemos
tener experiencia de sustancia alguna:
1.
Lo
que nos ofrece la experiencia externa son las cualidades de las cosas (olores,
colores, sabores, figuras magnitudes, etc.) pero no de la sustancia a la que
están adheridas tales cualidades.
2.
Lo
que nos ofrece la experiencia interna es tan solo un flujo permanente de
estados mentales, pero no es posible percibir ningún yo sustancial.
Las ideas
simples (un determinado color, un olor, etc) son combinadas por la mente
para formar ideas complejas (las
ideas de las cosas) por medio de determinadas leyes de asociación (por semejanza, por contigüidad en el espacio y el tiempo y por relación de causa-efecto), que pueden descubrirse mediante la
observación y la experimentación como las leyes físicas. De este modo, frente a
la introspección, proponen el asociacionismo,
como método psicológico y abren el camino a una investigación de los fenómenos
mentales semejante al estudio científico de los fenómenos físicos.
El empirismo ingles constituyo uno de los
pilares fundamentales de la filosofía
positivista que llego a dominar el pensamiento europeo durante el siglo
XIX. Para el positivismo, el único conocimiento admisible es el que procede de
los hechos y las relaciones entre los hechos, en el ámbito de la experiencia
sensible (de los sentidos). El movimiento positivista trata de extender el
método de investigación de las ciencias naturales al estudio de la mente humana
y la sociedad, partiendo de los hechos comprobables por la experiencia para formular
las leyes que los rigen.
Por otro lado, durante el siglo XIX una serie
de investigaciones y descubrimientos contribuyeron a allanar el camino para la
aparición de una psicología científica:
a)
La frenología: Franz
Joseph Gall
(1758 – 1828) relacionó las facultades psíquicas con determinadas zonas del
cerebro de modo que la forma y las dimensiones de las distintas zonas
implicarían un mayor o menor desarrollo de las funciones psíquicas relacionadas
con ellas. Se crearon diversas técnicas de medición y examen del cráneo y se
creó una tipología según la cual la forma y estructura del cráneo determinaba
el desarrollo de una personalidad normal o patológica, deficiente o genial,
social o antisocial.
b)
La psicofísica: también avanzo mucho
el estudio de la fisiología del sistema nervioso y de la sensación. Charles Bell describió las funciones de
los nervios motores y sensitivos y mostro la relación de los mismos con las
diferentes partes del cerebro según sus funciones. Pierre Flourens investigó las funciones del cerebelo. Ernst Heinrich Weber estableció su ley
de la sensación (o ley de Weber) en la que formulaba la relación matemática que
existía entre la intensidad de un estímulo y la sensación producida por éste.
Estos y otros descubrimientos llevaron a la convicción de que era posible
explicar mediante principios físico-químicos todos los actos humanos.
Es en este marco que,
en el último tercio del siglo XIX, Wilhem
Wunt (1832 – 1920) funda la Psicología como ciencia de la mente y sus
contenidos, en base a métodos rigurosos de observación y experimentación.
b)
La teoría de la
evolución
En 1859, Charles
Darwin (1809 – 1882) publicó su obra “El
origen de las especies por medio de la selección natural” donde explicaba
su teoría de que dentro de una misma especie surgen de forma natural
variaciones que pueden ser para el individuo que las posee beneficiosas o
perjudiciales para la adaptación a su ambiente específico. Cuando una variación
da una ventaja adaptativa el individuo mejora sus posibilidades de
supervivencia y reproducción, transmitiendo a sus descendientes sus rasgos,
incluida la variación. A través de las sucesivas generaciones la variación
original se irá haciendo cada vez más adaptativa al medio llegando de este modo
a aparecer una especie nueva que se diferencia significativamente de la que le
dio origen.
En 1871, Darwin publicó su obra “El origen del hombre” donde afirmaba la
continuidad evolutiva entre algunas especies de primates y el hombre,
continuidad presente también en el psiquismo. De este modo, el hombre y el animal tendrían básicamente las mismas
capacidades psíquicas, si bien en grado muy diferente.
Posteriormente, Herbert Spenser (1820 – 1903) fundamentó la psicología en la
biología evolucionista afirmando que lo psíquico surge en el curso de la
evolución fisiológica del sistema nervioso y el cerebro.
c)
El psicoanálisis
freudiano
Creada por Sigmund
Freud (1856 – 1939) para explicar y tratar el comportamiento mental
patológico, pero explicaba también los mecanismos que determinan el
comportamiento de los individuos considerados normales.
Según Freud, en la mente humana existen
procesos que inciden en la conducta sin estar controlados por la conciencia.
Estos procesos psíquicos inconscientes, que están regulados por leyes propias
distintas de las que gobiernan la conciencia, determinan buena parte de la vida
psíquica. El inconsciente puede ser conocido a través de sus manifestaciones en
los actos fallidos, sueños y síntomas neuróticos, cuyo significado debe ser
desentrañada por medio del análisis.
Para Freud, la conducta del hombre está regida
por dos tipos de instintos: los
instintos de conservación del yo (hambre, sed) y los instintos sexuales. Mientras la primera clase de instintos no
pueden ser reprimidos sin poner en peligro la vida del individuo, los instintos
sexuales pueden ser reprimidos. Más tarde, Freud añadiría el instinto de muerte, en el que se fundamentaría
la conducta agresiva.
En el curso del desarrollo infantil, el niño
pasa de ser una masa de instintos desorganizados, regidos por el principio de placer, que exige una
satisfacción inmediata de las necesidades, a un individuo socializado en el seno
de una determinada sociedad, ajustando la satisfacción de sus necesidades a las
normas morales, costumbre y leyes de la sociedad. En el curso del proceso de
socialización, el principio de placer es sustituido por el principio de realidad: el individuo pospone el placer inmediato por
miedo a ser castigado si contraviene las normas sociales.
Los impulsos reprimidos por el individuo no
desaparecen simplemente sino que siguen presentes en el seno del inconsciente y
se manifiestan de forma simbólica en los actos fallidos, los sueños y los
síntomas neuróticos. Los deseos y pensamientos moralmente inaceptables, (que
constituyen el contenido latente),
se transforman en una experiencia consciente, aunque no inmediatamente
comprensible, a veces absurda, denominada contenido
manifiesto.
La sexualidad adulta es el resultado de un
complejo proceso de desarrollo que comienza en la infancia, pasa por una serie
de etapas ligadas a diferentes funciones y áreas corporales (oral, anal y
genital), y se corresponde con distintas fases en la relación del niño con los
adultos, especialmente con sus padres. En este desarrollo es esencial el período edípico, que transcurre,
aproximadamente, entre los 4 y 6 años de edad, momento en el que el niño
establece un vínculo afectivo especial con su progenitor del sexo opuesto, con
lo que el progenitor del mismo sexo es considerado un rival. El modo como el
niño/a supere éste período, será decisivo en su vida posterior, especialmente
en sus relaciones afectivas.
I.
Planteamiento actual:
mente y cerebro
Los avances científicos que se han producido
durante los últimos 150 años sobre la estructura y el funcionamiento del
sistema nervioso han puesto de manifiesto el papel rector que el cerebro ejerce
respecto del resto del organismo. Todas las funciones orgánicas están reguladas
por el cerebro y hay un permanente flujo de información entre los órganos y el
cerebro.
En los últimos años se han desarrollado una
serie de técnicas que han permitido un avance espectacular del estudio del
cerebro:
1)
Se
han delimitado distintas áreas de la corteza cerebral especializadas en recibir
y procesar las informaciones sensoriales y controlar las reacciones musculares:
áreas auditivas, visuales, motoras, etc.
2) Sin embargo, estas
áreas especializadas no representan apenas una cuarta parte de la corteza
cerebral, el resto, las denominadas áreas
de asociación, no cumplen ninguna función específica y parecen estar
encargadas de interpretar, integrar y coordinar las informaciones procesadas
por las áreas sensoriales y motoras.
Las áreas de asociación serían responsables así de nuestras funciones mentales
superiores: lenguaje, pensamiento, razonamiento, memoria, planificación de la
acción, creatividad, etc.
3) Cada uno de los
hemisferios controla y ejecuta funciones diferentes o aspectos diferentes de
una misma función. En términos generales, parece que en la mayor parte de las
personas el hemisferio izquierdo controla la habilidad lingüística, numérica y
de pensamiento analítico, mientras que el hemisferio derecho controla las
habilidades espaciales complejas, como la percepción de patrones y aspectos de ejecución
artística y musical.
4) Sin embargo, las
actividades complejas requieren de la interrelación de los dos hemisferios. Así,
por ejemplo, cuando leemos un relato, el hemisferio izquierdo entiende el
significado de las palabras, pero es el hemisferio derecho el que capta el
contenido emotivo y las imágenes utilizadas.
5) Por otra parte, hay
muchas funciones, principalmente de las áreas primarias sensoriales y motoras
que parecen idénticas en ambos hemisferios. En definitiva, hay una
especialización funcional pero la actividad conjunta de ambos hemisferios es
necesaria para el funcionamiento integral del cerebro. La participación de los
dos hemisferios en las actividades psicoorgánicas es variable según los
individuos: las reglas a que esto obedece y las razones que la determinan
(genéticas, sociales) son todavía poco conocidas.
6)
Por
consiguiente, aunque ciertas funciones de la mente están localizadas en
determinadas regiones cerebrales, el cerebro se comporta como un todo
unificado.
Estos descubrimientos ponen
de manifiesto ante todo lo mucho que queda por conocer en torno al cerebro humano,
pero han sido suficientes para replantear el problema clásico de la relación entre
el cuerpo y la mente o alma en términos de la relación entre el cerebro, en cuanto
centro que recibe los estímulos del medio, los integra con la experiencia acumulada
y diversas estructuras, produciendo las respuestas correspondientes, y la mente,
como conjunto de los procesos de recepción y procesamiento de información y de la
ejecución o inhibición de las respuestas.
La estructura del problema,
sin embargo, sigue siendo básicamente la misma: ¿son los procesos mentales distintos
a los procesos cerebrales? Si son idénticos, ¿cómo los procesos cerebrales producen
los procesos mentales? Si mente y cerebro son realidades distintas, ¿cómo interactúan
entre sí?
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