lunes, 24 de junio de 2013

my favorite young poet: John Keats



Al sueño
Suave embalsamador de la rígida medianoche,
que cierras con cuidadosos dedos
nuestros ojos que ansían ocultarse de la luz,
envueltos en la penumbra de un olvido celestial;
oh dulcísimo sueño, si así te place, cierra,
en medio de tu canto, mis ojos anhelantes,
o aguarda el "Así sea", hasta que tu amapola
derrame sobre mi lecho los dones de tu arrullo.
Líbrame, pues, o el día que se fue volverá
a alumbrar mi almohada, engendrando aflicciones;
de la conciencia líbrame, que impone, inquisitiva,
su voluntad en lo oscuro, hurgando como un topo;
gira bien, con la llave, los cierres engrasados,
y sella así la urna silenciosa de mi espíritu.

John  Keats
Reseña Biográfica:
Poeta inglés nacido en Londres en 1795. Huérfano desde muy pequeño, fue educado en una escuela de Enfield donde antes de los quince años ya  traducía  a Virgilio. Se graduó luego como farmacéutico, pero sólo ejerció la profesión durante dos años, después de los cuales se dedicó por completo a la poesía.
En 1817 apareció su primera colección titulada "Poemas", seguida por "Hiperión""Oda a Psyche", "Oda a una urna griega" y "Oda a un ruiseñor", entre otras.
Aquejado por la tuberculosis, enfermedad que había diezmado a su familia, y decepcionado por su divorcio de una joven vecina de quien se había enamorado profundamente, se trasladó a Roma, donde pese a su enfermedad y a sus problemas económicos, produjo una parte muy importante de su obra, consistente en poemas y cartas, entre las que se cuentan, "La Belle Dame sans Merci" "To Autumn"Falleció en Roma en febrero de 1821


miércoles, 19 de junio de 2013

Charles Baudelaire

La serpiente que danza

domingo, 16 de junio de 2013

La amistad y la solidaridad


Siguiendo el planteo de Fromm, las relaciones de amistad y la solidaridad son evidencias de la necesidad humana de superar la separatidad. Si bien la amistad es necesaria durante toda la vida del individuo e incluso los niños hablan de amigos ya desde el jardín de infantes, los tipos de relaciones de amistad que se establecen durante la vida van cambiando. es durante la adolescencia cuando las relaciones de amistad aparecen con más fuerza, debido a que atravesar los duelos con los padres y con el nuevo rol social hacen que el grupo de pares, el grupo de pertenencia, sea un refugio y un lugar de crecimiento privilegiado. El tipo de afecto que surge entre los amigos en este momento de la historia psíquica se basa en la necesidad de tener pares con los cuales sentirse identificado, poder compartir los duelos y realizar actividades. La amistad adolescente suele tener algunos rasgos de simbiosis: las decisiones suelen ser grupales y, a la hora de actuar, suele elegirse lo que elige la mayoría para no sentirse apartado del resto. La necesidad de contacto continuo entre los amigos de esta edad se puede ejemplificar en miles de situaciones: por ejemplo, cuando un adolescente llega a su casa, después de haber estado todo el día con sus amigos, e inmediatamente llama por teléfono a alguien del grupo para seguir en contacto con él.
Cuando el adolescente crece, el tipo de amistad adulta muestra rasgos diferentes, de menor dependencia, en la que puede disfrutarse el reencuentro después de haber pasado un tiempo separados, sin que esto implique que la relación amistosa queda resentida. No hay dudas de que, como dijimos anteriormente, todo ser humano tiene necesidad de establecer relaciones afectivas con sus pares, con quienes compartirá cosas diferentes de las que comparte con familiares o con la pareja, durante toda su vida. Como seres sociales que somos, los mecanismos psicológicos mediante los cuales se hacen lazos interpersonales más o menos estables, completan en el rincón mas íntimo de cada uno nuestra cualidad social.
Por su parte, la solidaridad es otro tipo de vínculo social que también se apoya en la necesidad psíquica de vincularse con los otros seres humanos. La conciencia de que somos limitados y de que necesitamos a otros, nos lleva a extender la empatía (es decir, sentir en uno mismo lo que le sucede al otro) a quienes se encuentren real o potencialmente en una situación difícil. La identificación con los demás es, en consecuencia, básica para que surja el sentimiento de solidaridad. Los lazos de solidaridad social constituyen una red de relación básica que complementa el desarrollo y la estabilidad psíquica de cada persona.

viernes, 14 de junio de 2013

Llévese estos ojos...



Tala
Llévese estos ojos, piedritas de colores,
esta nariz de tótem, estos labios que saben
todas las tablas de multiplicar y las poesías más selectas.

Le doy la cara entera, con la lengua y el pelo,
me quito las uñas y dientes y le completo el peso.

No sirve
esta manera de sentir. Qué ojos ni qué dedos.
Ni esa comida recalentada, la memoria,
ni la atención, como una cotorrita perniciosa.
Tome las inducciones y las perchas
donde cuelgan palabras lavadas y planchadas.
Arree con la casa, fuera todo,
déjeme como un hueco o una estaca.

Tal vez entonces, cuando no me valga
la generosidad de Dios, ese boy-scout,
y esté igual que la alfombra que ha aguantado
su lenta lluvia de zapatos ochenta años
y es urdimbre nomás, claro esqueleto donde
se borraron los ricos pavorreales de plata,

puede ser que sin voz diga tu nombre cierto,
puede ocurrir que alcance sin manos tu cintura
                                                                  Julio Cortázar


Reseña biográfica
Hijo de padres argentinos, nació en Bruselas en 1914 y residió en Buenos Aires desde los cuatro años.
Trabajó como maestro en varios pueblos argentinos y posteriormente se graduó en Letras.
Bajo el seudónimo de Julio Denis publicó su primer libro de poemas, «Presencia», en 1938.  Gracias a una
beca del gobierno francés, se instaló en Paris en 1951 donde además se dedicó a las traducciones para mejorar su situación económica. Posteriormente se vinculó a la Unesco trabajando allí hasta su jubilación. 
Además de numerosas novelas y escritos, sobresale su poema dramático «Los Reyes» en 1949
Murió en Paris en 1984.

lunes, 10 de junio de 2013

¡Te hablé a ti, pensé que estabas cerca!


Hidra 1963

El pedregoso sendero se enroscaba en torno a mí
atándome a la noche.
Un bote husmeaba el borde del mar
bajo una luz siseante.

Algo suave envolvió una red
y sangró en torno a una lanza
la roma muerte, el chorro de cúmulos -
¡Te hablé a ti, pensé que estabas cerca!

O era acaso la noche tan oscura
que algo murió solo?
Un hombre con la espalda brillante
golpeaba la comida contra una piedra.




















Leonard Cohen

Reseña biográfica

Poeta, novelista  y cantante canadiense nacido en Montreal
en 1934. A los 21 años, tras obtener la Licenciatura en  Literatura Inglesa por la Universidad  McGill de Montreal, publicó su  primer libro de poemas,  "Let Us Compare Mythologies", en el que deja entrever la influencia que han dejado en él las religiones católica y judía.
Su obra posterior incluye temas de sexo, amor, religión y política, marcando en todas el espíritu rebelde que siempre le ha acompañado y su personalidad depresiva. De esta época son las siguientes obras: "Flores para Hitler" en 1964, "La Caja de Especias de la Tierra" en 1965, "Parásitos del Paraíso" en 1966,"La Energía de los Esclavos" en 1969  y sus novelas  "El Juego Favorito" y "Los Hermosos Vencidos".
En 1990, agobiado por el inconformismo, decidió ordenarse como monje de la religión Zen. En 1999, después de casi nueve años en el monte Baldy, abandonó los hábitos para dedicarse de nuevo a la música y la poesía. 

jueves, 6 de junio de 2013

La educación sentimental



La comunicación, la comprensión y la expresión de los sentimientos entre los miembros de la pareja, y ,en realidad, en cualquier tipo de relación, son materias que, aunque no se estudian, es necesario aprender para alcanzar un  nivel óptimo de confianza y de satisfacción física y mental mutua.
Conocer los puntos positivos y negativos del otro, y saber aceptar las críticas, son dos de las claves más importantes.
Cuando la comunicación disminuye o se deteriora, es reaprendible en muchos casos. Existen determinados ejercicios que ayudan a lograrlo: por ejemplo, una vez a la semana durante por lo menos una hora, desconectar el teléfono, apagar la televisión y aislarse para hablar con la otra persona sobre la propia relación y los sentimientos de cada uno (sin mezclar asuntos financieros, laborales o de educación de los hijos).
Manifestar reproches o expresar sentimientos negativos hacia el otro miembro de la pareja no es malo. Lo que puede romper la armonía es el modo de expresar estos sentimientos. Una discusión constructiva se compone, al menos, de tres ingredientes:
a) expresar de modo claro y directo los propios sentimientos;
b) expresarlos de modo no destructivo, sin "golpes bajos", y
c) pedir cambios concretos y específicos en la conducta del otro.
Cuanto más específica y concreta es una petición, más probable es que se atienda y se comprenda. No es una buena táctica pedir cambios muy generales en el comportamiento del otro miembro de la pareja. Por ejemplo, algunas peticiones como "quiero que seas más cariñoso/a"  casi nunca son efectivas. Uno/a debe traducir en comportamientos concretos y tangibles esa petición general: "quiero que nos dediquemos los domingos por la mañana...". Este modo de explicitar deseos conduce casi siempre a una resolución de problemas más efectiva.
Para establecer una adecuada comunicación, sea sexual o no, existen ciertos elementos que, aunque por sí solos no basten, son de gran ayuda:
a) mostrar atención activa (es decir, dejar claro, con gestos o palabras, que atendemos a nuestro interlocutor);
b) mantener el contacto ocular;
c) dar información a la otra persona de lo que pensamos ante lo que nos dice, y
d) proporcionar comentarios aprobadores de los esfuerzos de comunicación que está realizando la otra persona.
Extraído de "El libro de la sexualidad", capítulo 21, El País y Página/12.

La propuesta es la siguiente: ¿pueden pensar algún otro elemento que ayude a una adecuada comunicación?

miércoles, 5 de junio de 2013

Recreación de "Madame Butterfly"



Los espíritus de la muerte - Edgar Allan Poe

Tu alma, con sus sombríos pensamientos,
Se hallará sola en la siniestra tumba.
Nadie querrá saber lo que en secreto
Tu corazón y tu conciencia ocultan.

Sé silencioso en soledad tan grande,
Que no es tal soledad, pues te circundaban,
Los espíritus todos de la muerte,
Que ya en vida rondaban en tu busca.

Ellos querrán ensombrecerte el alma
Con sus negros arcanos y sus dudas.
Sé silencioso en soledad tan grande;
Cierra los labios cual la misma tumba.

Y la noche, aunque clara y luminosa,
se tornará de pronto en cueva obscura;
Desde sus altos tronos las estrellas
No alumbrarán tu soledad adusta.

Mas sus rojizos globos sin fulgores
Han de ser a tu tedio y a tu angustia
Como incendio voraz, cual una fiebre,
De los que libre no has de verte nunca.

No podrás desechar los pensamientos
Ni las visiones que tu mente turban,
Y que antes en tu espíritu dejaban
La huella del rocío en la llanura.

La brisa, que es Dios el puro aliento,
soplará en torno de la helada tumba,
y en la colina tenderá su velo
la niebla vaporosa y taciturna.

Las tinieblas, las sombras invioladas
símbolo y prenda son: hablan y auguran.
Sobre las altas copas de los árboles
tiende el misterio su cerrada túnica.

Reseña Biográfica:
Edgar Allan Poe
(Boston, EE UU, 1809-Baltimore, id., 1849) Poeta, cuentista y crítico estadounidense. Sus padres, actores de teatro itinerantes, murieron cuando él era todavía un niño. Edgar Allan Poe fue educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond, y de 1815 a 1820 vivió con éste y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su educación.
Después de regresar a Estados Unidos, Edgar Allan Poe siguió estudiando en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas (Tamerlane and Other Poems, 1827).
Se alistó luego en el ejército, en el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraf, y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.
En 1832, y después de la publicación de su tercer libro, Poemas (Poems by Edgar Allan Poe, 1831), se desplazó a Baltimore, donde contrajo matrimonio con su jovencísima prima Virginia Clem, que contaba sólo catorce años de edad. Por esta época entró como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, y más tarde en varias revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se había instalado con su esposa en 1837.
Su labor como crítico literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de ganar influencia con el tiempo. La larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte.
La obra de Edgar Allan Poe
Según Poe, la máxima expresión literaria era la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Es justamente célebre su extenso poema El cuervo (The Raven, 1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso llegan a su máxima expresión.Las campanas (The Bells, 1849), que evoca constantemente sonidos metálicos, Ulalume (1831) yAnnabel Lee (1849) manifiestan idéntico virtuosismo.
Pero la genialidad y la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran quizás su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela.
Publicados bajo el título Cuentos de lo grotesco y de lo arabesco (Tales of the Grotesque and Arabesque, 1840), aunque hubo nuevas recopilaciones de narraciones suyas en 1843 y 1845, la mayoría se desarrolla en un ambiente gótico y siniestro, plagado de intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos preludian la literatura moderna de terror; buen ejemplo de ello es La caída de la casa Usher (The Fall of the House of Usher).
Su cuento Los crímenes de la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue) se ha considerado, con toda razón, como el fundador del género de la novela de misterio y detectivesca. Destaca también su única novela Las aventuras de Arthur Gordon Pym (The Narrative of Arthur Gordon Pym), de crudo realismo y en la que reaparecen numerosos elementos de sus cuentos. La obra de Poe influyó notablemente en los simbolistas franceses, en especial en Charles Baudelaire, quien lo dio a conocer en Europa.

martes, 4 de junio de 2013

Aproximación al Psicoanálisis de Sigmund Freud

Psicoanálisis
  El psicoanálisis fue iniciado por Sigmund Freud entre fines del
 s. XIX y comienzos del s. XX.
Sigmund Freud (1856-1939), nace en Friburgo o Freiberg, Moravia, y a los cuatro años se traslada con su familia a Viena, donde reside hasta su exilio en 1936.
Seguramente muchos de ustedes conocen términos teóricos propios del psicoanálisis, como ser: inconsciente, sublimación, represión, superyó, histérica, neurosis y otros. Esto es así porque el Psicoanálisis es una corriente muy difundida, por lo que algunos de sus conceptos pasaron al uso cotidiano.
Como ya hemos visto anteriormente, según Sigmund, su descubrimiento del inconsciente es un duro golpe para la autoestima del ser humano. A partir de esto, se derrumba la falsa ilusión de control sobre sus propios actos que tiene el hombre. El inconsciente, como dimensión psíquica de todo sujeto humano, es el verdadero motor de aquello que hacemos y somos.
Contexto de descubrimiento:

Freud proviene del campo de la medicina. Esto lo ubica frente a problemas ajenos hasta ese momento para la psicología de la época: la enfermedad y la cura. Experiencias vividas por el joven Freud son cruciales en la elaboración de su teoría. Una de ellas ocurre en 1885 cuando va a París a estudiar con Jean Martín Charcot, el famoso neurólogo francés. Charcot sostiene que la histeria es una enfermedad real, que puede darse tanto en hombres como en mujeres, que se desencadena por un proceso de asociación de ideas y que existe cierta relación entre histeria y factores sexuales.
Breve historia de la histeria: derivado de la palabra con que los griegos identificaban al útero, remite a una idea milenaria que supone son los movimientos de este órgano por todo el cuerpo los que provocan muchas perturbaciones. Durante siglos, esta teoría es la única vigente para dar cuenta de los síntomas histéricos. En la época de Freud, los tratamientos para la histeria eran: baños termales, masajes, curas de descanso, electroterapias, pero ninguno daba resultado.
El otro hecho crucial en la vida de Freud, es la amistad que forja con un médico de Viena llamado Joseph Breuer (1842-1925), quien experimenta con una de sus pacientes un novedoso tratamiento para curar la histeria. El método empleado es denominado por Breuer “hipnosis catártica” [1] .
Formulaciones propias de Freud: los niveles del psiquismo humano
 PRIMERA TÓPICA:
Hasta la época de Freud, por una excesiva influencia de la filosofía, se consideraba al ser humano exclusivamente racional y consciente. Por esta razón, quedaban sin explicación muchas conductas que no responden a la razón. Freud descubrió la existencia de distintos niveles del psiquismo, y particularmente el nivel de “lo inconsciente”, a partir de lo cual formuló una primera teoría sobre la estructura del “aparato psíquico “o primera tópica. Es bueno decir, que cuando describamos los tres niveles del psiquismo que lo conforman, no estaremos, nunca, definiendo cosas o lugares físicos. Lo correcto será siempre decir: los tres niveles que constituyen el aparato psíquico son: lo inconsciente, lo preconsciente, lo consciente. Pero siempre recordando que el aparato psíquico de una persona es una unidad total no una suma de partes. Ahora imaginemos una casa constituida por: planta, subsuelo (o sótano) y segundo subsuelo. Esta figura es útil para comprender gráficamente la estructura de la psiquis en niveles. Así:
 Veamos ahora como se caracteriza cada nivel, por una cuestión didáctica, vamos empezar por “lo más profundo”.
Lo Inconsciente: el adjetivo inconsciente, se usa a veces para designar todo aquello que no es conocido conscientemente, ni está presente en la consciencia en el presente, o sea, en el momento de actuar.

En un sentido estricto, designa aquel sistema que está constituido por ideas, aspiraciones y sentimientos no asumidos o reprimidos, y que, por eso mismo no pueden acceder al sistema “consciente”, y quedan marginados del dominio del sujeto.

Características del inconsciente: es sede de:
  • Impulsos innatos (genéticos o heredados).
  • También, de la “tendencia fundamental de la vida” (deseos de vida) y de “tendencias” que se oponen a ello (deseos de muerte)- Eros y Tánatos respectivamente.
  • De los deseos y recuerdos reprimidos[1], que en su momento no pudieron ser asumidos y elaborados dinámicamente.
  • Todo esto, aunque inconsciente o desconocido: actúa en nuestra personalidad, choca con nuestro sistema consciente. Además, en su lucha por acceder a la conciencia, genera un conflicto, produciendo esas manifestaciones que llamamos “síntomas” (padecimientos de una u otra forma), que hacen presente a la vez que siguen ocultando, el verdadero origen (problema).
  • Los deseos o impulsos inconscientes no tienen en cuenta la realidad, obedecen al principio de placer que busca la descarga inmediata de la tensión y la satisfacción que ésta provoca.
Este es el mundo típico del niño que, experimentando una necesidad y la impotencia por inmadurez para dar conductas alternativas, no puede lograr restringir su deseo, ya sea de hambre, de sed, de dolor, o de cualquier otro contenido.
El “principio de placer”, podría expresarse en la fórmula: “TODO – YA – PARA MÍ”
Salvando el caso del comportamiento infantil, naturalmente justificado, este principio de placer también actúa en las personas adultas.
  • Otra característica del inconsciente es la “atemporalidad”.
  • Por último, lo inconsciente dispone de un mecanismo de control riguroso sobre todos sus contenidos, para mantener alejados de la actividad “preconsciente-inconsciente” toda fuente de angustia que perturbaría su funcionamiento. Se lo denomina “censura”, y su función automática consiste en evitar el pasaje de todo recuerdo que parezca amenazante.
Preconsciente – Consciente:
Lo preconsciente: está constituido por contenidos que sí podrán acceder voluntariamente a la consciencia (contenidos latentes); a diferencia de lo inconsciente que, aunque se lo proponga intensamente la persona, no puede ser traído al campo de la consciencia. Son la memoria voluntaria, y son la base de procesos fundamentales para la vida humana, como el conocimiento, la distinción, el juicio, la razón, etc.
Lo consciente: o conciencia, su función más importante es captar y discernir la información del mundo interior de la persona, y del mundo exterior, funcionando en razón del principio de realidad. Esto significa que tratará de realizar las aspiraciones de la persona teniendo en cuenta todos los elementos que concurren y no solamente el deseo como único patrón de acción. Podríamos expresarlo con la siguiente fórmula: “LO POSIBLE – EN SU MOMENTO  - PARA NOSOTROS”.
Dicho principio de realidad junto con el principio de placer, rigen toda la vida, en nuestro proceso de personalización, y ninguno puede intentar anular al otro. El principio de placer está en la raíz de nuestra motivación para vivir y crecer, sería un error pensar que lo inconsciente es solo sede de “lo malo y peligroso”, también es sede del anhelo profundo de vivir. Pero con el principio de placer solo, no se puede alcanzar un objetivo, debe asumirlo armoniosamente con el principio de realidad, puesto que como hemos visto, somos seres que somos-en-relación: con el mundo material, con los otros seres humanos y con la trascendencia.
La conciencia, la posibilidad del hombre del conocimiento racional de la realidad, le permite al ser humano no quedar atado al deseo inmediato del presente, esta última es la condición de los animales que, por eso, siguen repitiendo sus conductas. Solo el hombre se puede liberar de esta dependencia y proponerse metas.

PERO QUEDABAN CONDUCTAS SIN EXPLICACIÓN COHERENTE…algo ocurría con relación a una “cierta fuente operadora” de las conductas, se trata de comprender: quién y cómo selecciona las conductas, quién reprime determinado deseo, quién lo desplaza, y cómo. ¿Cómo puede entenderse que dentro del mismo individuo algo se desee, y algo reprima el deseo por creerlo peligroso?...


Estos planteos motivaron a Freud a profundizar la comprensión del aparato psíquico
SEGUNDA TÓPICA:
Las tres instancias operadoras: “Ello”, “Yo”, y “Superyo”
Buscando explicaciones coherentes a las relaciones inconsciente-conscientes, llega a formular la teoría conocida como segunda tópica constituida por tres instancias operadoras:
El ello: es la instancia más primitiva, cuando nacemos “somos puro ello”. Es inconsciente en su totalidad, está sometido al principio del placer. Sus contenidos son expresión de impulsos, se lo denomina con el pronombre neutro “ello” para dar cuenta de todo lo impersonal y desconocido que es parte de nuestro ser. Es el gran reservorio de energía psíquica y espiritual, que necesitamos aprender a gobernar. Esta condición propia del ello, de ser puro deseo indiscriminado, origina frustraciones y angustias que hay que lograr contener mediante una forma de autoconducción, aquí aparece la segunda instancia:
El yo: si admitimos que inicialmente la persona es puro ello, habría que admitir que esta instancia, el yo, surge como una modificación del ello, precisamente, por captar el choque de sus “deseos-impulsos” con la realidad, una porción de energía del ello se “condensa y transforma” en una capacidad reguladora y operativa de adaptación más elaborada y realista: el yo. Ocupa el campo del sistema consciente-preconsciente, aunque también es parte del sistema inconsciente, de donde obtiene su energía para actuar.
Su función se comprende mejor si mencionamos antes la tercera instancia, que originalmente representa las exigencias y prohibiciones paternas: el superyó. Ante los deseos-impulsos del ello, actúan las normas y prohibiciones, entre ambos y la realidad, actuara el “yo” como mediador, regulador, a fin de evitar el máximo posible de frustraciones y lograr la mejor adaptación posible a la realidad.
El superyó: la función de esta instancia se asemeja a la de un juez, que según su formación puede resultar muy rígido o muy laxo, también se lo suele definir como conciencia moral. Se origina a través de la internalización de las normas, preceptos y prohibiciones que va experimentando la persona en el marco de las relaciones parentales, y que son indispensables para su adaptación social. Igualmente tienen su participación en la conformación del superyó los ideales y valores, tanto personales como sociales. Esta instancia es constitutiva de la condición humana. El superyó es en parte consciente y en parte inconsciente, sus funciones básicas son: auto observación, conciencia normativa, enaltecimiento de los ideales, influencia de la represión.
Una personalidad armónica y creadora es aquella que dispone de un ello suficientemente rico, no negado ni temido, sino asumido por un yo sólido, que actúa orientado por un superyó capaz de normas claras, fundadas en valores bien comprendidos y reconocidos.
El yo y la realidad, adaptación y mecanismos de defensa:
Para el psicoanálisis original, el yo es concebido como un intermediario entre la realidad exterior y una interioridad del psiquismo que es básicamente una dinámica de conflictos y tensiones. Entre esas tensiones figuran por un lado, las tendencias pulsionales del ello, y los ideales morales que proyecta el superyó. Frente a esta situación, el yo no está desamparado. El yo tiene entre sus funciones la de poner en marcha mecanismos de defensa: operaciones inconscientes –sólo mediante análisis manifiestan su verdadera naturaleza – que el yo pone en marcha para evitar la angustia o la frustración que la provoca el choque con determinadas situaciones o hechos que reviven los conflictos internos, externos o entre ambas zonas, podemos mencionar algunos: la negación, regresión, desplazamiento, racionalización, proyección, sublimación, entre otros.

La situación edípica y la consolidación del superyó:
Entre los 3 y 5 años de edad, aproximadamente, se da una verdadera corriente de amor del hijo varón hacia la madre, y de rivalidad con el padre. En forma inversa, en la niña, de amor hacia el padre y de rivalidad con la madre. Esto no es ni extraño ni anormal. Es un momento que requiere su adecuada resolución, que le permitirá un aprendizaje fundamental como tantas otras situaciones de crisis. Esa situación se resuelve cuando el niño, el varón, renuncia a sus deseos por la madre, identificándose con la prohibición del padre de tomarla como su objeto de amor. La resolución del complejo de Edipo es beneficiosa por:
  •  Separa al niño de la madre, a quien excluye para él (renuncia a la endogamia).
  •  Lo abre a un nuevo campo posible de elección fuera del familiar (apertura a la exogamia)
  • Funda el modelo de identificación masculino para el niño, femenino para la niña.

De no darse la resolución de la situación edípica no habría posibilidad que la persona:
  •  Saliera de la relación infantil con la madre.
  • Consolidara el superyó y se identificara con su propia conciencia moral.
  • Pusiera las bases para su independencia y su identidad personal.
  •  Y se preparase para una relación de amor posible y pleno.

La base de la dificultad de amor adulto, maduro, debe buscarse normalmente, en una mala o nunca vivida resolución de esta situación edípica.


Motivación de la conducta:

Un principio fundamental del desarrollo científico, en todos los campos, es el que todos los fenómenos están determinados, es decir que responden a una causalidad.
En Psicología, esto tardó en introducirse, y aun mas en demostrarse debido a la complejidad de los fenómenos psicológicos. Sigmund Freud es quien ha estudiado y demostrado el carácter causal de los fenómenos psicológicos, de tal manera que la indagación sobre los motivos de la conducta es uno de sus grandes aportes a la Psicología. Pensar en la motivación de la conducta es estudiar el porqué. Cabe aclarar que muchas veces se utilizan los términos causalidad y motivación como equivalentes y en realidad no lo son.

Series complementarias:
Esta es la teoría de la causalidad introducida por Freud. Con ellas estudió principalmente los fenómenos comprendidos en la psicopatología, pero se aplican también a toda la Psicología. En las series complementarias hay tres series de causas que no actúan independientemente; en realidad, lo que actúa es la
resultante de su interacción. La primera serie complementaria está dada por los factores  hereditarios  y congénitos, dentro de los factores hereditarios se incluyen todos aquellos transmitidos por herencia, es decir, por los genes; en los factores congénitos se incluyen todos aquellos que provienen del curso de la vida intrauterina. La segunda serie complementaria está constituida por las experiencias infantiles, que adquieren una importancia fundamental porque ocurren en una época de formación de la personalidad, y por lo tanto, son decisivas. La tercera serie complementaria está constituida por los factores desencadenantes o actuales. Estos últimos actúan sobre el resultado de la interacción entre la primera y la segunda serie complementaria, es decir sobre la disposición.
La disposición es un factor actual, igual que los factores desencadenantes. Los efectos pueden reactuar, solamente, sobre estas dos últimas, es decir, modificando la disposición y/o los factores desencadenantes; no pueden modificar el pasado (la herencia y las experiencias infantiles) , pero si la gravitación de los mismos.
Las tres series complementarias están siempre presentes en toda conducta (normal o patológica).






[1]Represión: operación por medio de la cual el sujeto intenta rechazar o mantener en el inconsciente representaciones (pensamientos, imágenes, recuerdos) ligados a una pulsión. La represión se produce en aquellos casos, en que la satisfacción de una pulsión (susceptible de provocar por sí misma placer), ofrecería el peligro de provocar displacer en virtud de otras exigencias.





                                 


[1] Catarsis: del griego katharsis: purificación. Exteriorización de contenidos mentales vinculados a situaciones traumáticas relegadas al inconsciente, con la que se liberan o descargan contenidos reprimidos.