domingo, 16 de junio de 2013

La amistad y la solidaridad


Siguiendo el planteo de Fromm, las relaciones de amistad y la solidaridad son evidencias de la necesidad humana de superar la separatidad. Si bien la amistad es necesaria durante toda la vida del individuo e incluso los niños hablan de amigos ya desde el jardín de infantes, los tipos de relaciones de amistad que se establecen durante la vida van cambiando. es durante la adolescencia cuando las relaciones de amistad aparecen con más fuerza, debido a que atravesar los duelos con los padres y con el nuevo rol social hacen que el grupo de pares, el grupo de pertenencia, sea un refugio y un lugar de crecimiento privilegiado. El tipo de afecto que surge entre los amigos en este momento de la historia psíquica se basa en la necesidad de tener pares con los cuales sentirse identificado, poder compartir los duelos y realizar actividades. La amistad adolescente suele tener algunos rasgos de simbiosis: las decisiones suelen ser grupales y, a la hora de actuar, suele elegirse lo que elige la mayoría para no sentirse apartado del resto. La necesidad de contacto continuo entre los amigos de esta edad se puede ejemplificar en miles de situaciones: por ejemplo, cuando un adolescente llega a su casa, después de haber estado todo el día con sus amigos, e inmediatamente llama por teléfono a alguien del grupo para seguir en contacto con él.
Cuando el adolescente crece, el tipo de amistad adulta muestra rasgos diferentes, de menor dependencia, en la que puede disfrutarse el reencuentro después de haber pasado un tiempo separados, sin que esto implique que la relación amistosa queda resentida. No hay dudas de que, como dijimos anteriormente, todo ser humano tiene necesidad de establecer relaciones afectivas con sus pares, con quienes compartirá cosas diferentes de las que comparte con familiares o con la pareja, durante toda su vida. Como seres sociales que somos, los mecanismos psicológicos mediante los cuales se hacen lazos interpersonales más o menos estables, completan en el rincón mas íntimo de cada uno nuestra cualidad social.
Por su parte, la solidaridad es otro tipo de vínculo social que también se apoya en la necesidad psíquica de vincularse con los otros seres humanos. La conciencia de que somos limitados y de que necesitamos a otros, nos lleva a extender la empatía (es decir, sentir en uno mismo lo que le sucede al otro) a quienes se encuentren real o potencialmente en una situación difícil. La identificación con los demás es, en consecuencia, básica para que surja el sentimiento de solidaridad. Los lazos de solidaridad social constituyen una red de relación básica que complementa el desarrollo y la estabilidad psíquica de cada persona.

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