jueves, 6 de junio de 2013

La educación sentimental



La comunicación, la comprensión y la expresión de los sentimientos entre los miembros de la pareja, y ,en realidad, en cualquier tipo de relación, son materias que, aunque no se estudian, es necesario aprender para alcanzar un  nivel óptimo de confianza y de satisfacción física y mental mutua.
Conocer los puntos positivos y negativos del otro, y saber aceptar las críticas, son dos de las claves más importantes.
Cuando la comunicación disminuye o se deteriora, es reaprendible en muchos casos. Existen determinados ejercicios que ayudan a lograrlo: por ejemplo, una vez a la semana durante por lo menos una hora, desconectar el teléfono, apagar la televisión y aislarse para hablar con la otra persona sobre la propia relación y los sentimientos de cada uno (sin mezclar asuntos financieros, laborales o de educación de los hijos).
Manifestar reproches o expresar sentimientos negativos hacia el otro miembro de la pareja no es malo. Lo que puede romper la armonía es el modo de expresar estos sentimientos. Una discusión constructiva se compone, al menos, de tres ingredientes:
a) expresar de modo claro y directo los propios sentimientos;
b) expresarlos de modo no destructivo, sin "golpes bajos", y
c) pedir cambios concretos y específicos en la conducta del otro.
Cuanto más específica y concreta es una petición, más probable es que se atienda y se comprenda. No es una buena táctica pedir cambios muy generales en el comportamiento del otro miembro de la pareja. Por ejemplo, algunas peticiones como "quiero que seas más cariñoso/a"  casi nunca son efectivas. Uno/a debe traducir en comportamientos concretos y tangibles esa petición general: "quiero que nos dediquemos los domingos por la mañana...". Este modo de explicitar deseos conduce casi siempre a una resolución de problemas más efectiva.
Para establecer una adecuada comunicación, sea sexual o no, existen ciertos elementos que, aunque por sí solos no basten, son de gran ayuda:
a) mostrar atención activa (es decir, dejar claro, con gestos o palabras, que atendemos a nuestro interlocutor);
b) mantener el contacto ocular;
c) dar información a la otra persona de lo que pensamos ante lo que nos dice, y
d) proporcionar comentarios aprobadores de los esfuerzos de comunicación que está realizando la otra persona.
Extraído de "El libro de la sexualidad", capítulo 21, El País y Página/12.

La propuesta es la siguiente: ¿pueden pensar algún otro elemento que ayude a una adecuada comunicación?

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